PREOCUPACIÓN EN RED BULL POR EL RENDIMIENTO DE PÉREZ
El Gran Premio de Austria de 2019 aún es recordado por muchas personas. Tras una salida paupérrima, Max Verstappen logró remontar hasta ganar la carrera con un ritmo que el equipo de la bebida energética aún sigue sin entender. Era el sexto triunfo del piloto neerlandés en Fórmula 1, pero sobre todo, fue la primera victoria del motor Honda desde su regreso a la categoría.
También fue la carrera que sentenció el futuro inmediato de Pierre Gasly, pues tras rodar juntos en la primera curva, Verstappen acabó doblándolo en lo que fue más de un segundo por vuelta de diferencia. Y eso que eran días muy diferentes en Red Bull. Verstappen estaba abonado al cuarto puesto tras Mercedes y haciéndole la vida imposible a Ferrari, pero Gasly simplemente estaba a un mundo.
El francés fue sustituido por Alex Albon. El tailandés, que debutó en la categoría en ese mismo año, se movía con solvencia entre la quinta y la sexta posición. Más cerca de Verstappen de lo que estaba Gasly, por lo que Red Bull creía haber acertado en su decisión.
Pero 2020 fue un duro golpe de realidad. Verstappen apenas se bajó del podio, y Albon no solo mostró los mismos problemas que tuvo Gasly, sino que cada intento por acercarse al ritmo del neerlandés solo traía más problemas. Red Bull tomó una decisión. No nos vale Gasly, no hemos mejorado con Albon, y no tenemos nada en el Red Bull Junior Team. ¿Y si probamos un veterano? Así es como llegó Checo Pérez, que acababa de perder su asiento en el futuro equipo Aston Martin y que se preparaba para un año sin pilotar.
2021 acabó con Max Verstappen proclamándose campeón del mundo en la última vuelta de la última carrera, lo que hizo que automáticamente todo lo demás. Por el camino, Pérez dejó cinco podios, estando claramente por detrás de Mercedes. Pero había tenido cierta constancia. Quizás en un videojuego, también hubiera sido cambiado, pero a estas alturas y tras probar tres pilotos en tres años, qué garantía habría de que fuese a venir algo mejor.
Así es como llegaron las renovaciones de Checo Pérez, nunca libre de polémicas. Pues 2022 acabó siendo un año de paseo para Max Verstappen, con 15 victorias, mientras que Sergio Pérez no pudo atar el subcampeonato, el cual se lo llevó Charles Leclerc. Irónicamente, sí fue subcampeón en 2023, pero con unos números peores que los de la pasada temporada.
No deja de ser curioso cómo la temporada comenzó de forma solvente para Red Bull. Tres dobletes en cuatro carreras. ¿Para qué cambiar? Pero la situación empezó a torcerse en China. Ahí ya se metió entre medias Lando Norris. Desde entonces, Red Bull ha empezado a sufrir. Ya no es ni el de 2023 ni el de 2022. Está más cerca que el de 2021 y 2020 que otra cosa. Y Pérez es la viva imagen.
Sus resultados son los de Gasly, los de Albon. En Barcelona acabó a un minuto de Max Verstappen, que se proclamaba campeón. En las últimas cuatro carreras, suma ocho puntos. Dos por carrera mientras que su compañero promedia nada menos que 21. Por el camino, Red Bull tomó la decisión de anunciar la renovación del piloto, con la esperanza de que pudiera centrarse en pilotar al tener el futuro asegurado. Pero tampoco ha funcionado.
El problema es que en la F1 actual, unas décimas de diferencia hacen que pases de ganar una carrera a que se te metan por medio los McLaren, Mercedes y Ferrari. Del primero al octavo. Justo lo que ocurrió en Barcelona.
La situación no es nueva en Red Bull y les da verdadero pánico pensar en ella. Ya lo ha vivido antes, y ni con Gasly ni con Albon lograron revertir la situación. La principal diferencia es que en la recámara está tanto Yuki Tsunoda como Daniel Ricciardo, pero en ninguno de los dos casos hay nada que les haga pensar que la situación vaya a ser diferente.
Resignación
No son pocos dentro de la casa de la bebida energética que se preguntan si la renovación ha sido precipitada, como también los que se resignan afirmando que esto es lo que hay, que el coche es así, y que solo un genio es capaz de hacerlo funcionar.