VERSTAPPEN, POLE Y PALO EN SPA
Después de unos Libres 1 con mucha actividad en pista, la Fórmula 1 daba por finalizado el viernes del Gran Premio de Bélgica con una segunda sesión de prácticas también con bastante actividad en pista gracias a la paciencia de la lluvia, que parece que sí la tendremos presente a partir de mañana.
Al igual que en la sesión matinal, la segunda sesión de entrenamientos libres arrancaba con la pista algo mojada y pese a que los primeros pilotos que salieron a pista lo hicieron con neumáticos intermedios, una vez transcurridos los primeros cinco o diez minutos, el asfalto de Spa-Francorchamps se secó y los compuestos de seco salieron a escena.
Con una segunda sesión de prácticas tan corta y con el alto porcentaje de lluvia que ahora mismo tenemos para el sábado y sobre todo para el domingo, las simulaciones de tandas largas con neumáticos de seco tenían algo menos de importancia de lo habitual, lo cual también se reflejaba en la poca prisa de los pilotos por salir a pista.
A falta de 20 minutos para el final de la sesión de prácticas, también antes de lo normal, la gran mayoría de pilotos montaron los neumáticos blandos para marcar sus vueltas más rápidas del día, una decisión lógica si tenemos en cuenta que en ese momento el sol brillaba sobre el asfalto belga, algo que parece será una excepción en este GP.
En el momento de estas simulaciones de clasificación del viernes, Charles Leclerc dejaba su Ferrari SF21 aparcado en las protecciones que hay entre las curvas 6 y 7, protagonizando la primera bandera roja del Gran Premio de Bélgica.
Finalmente y después de casi 10 minutos de actividad en pista, Max Verstappen marcó el mejor tiempo del día con un 1:44.472, con Valtteri Bottas y Lewis Hamilton por detrás a menos de una décima, con la sorpresa además de ver a Fernando Alonso en la cuarta posición.
La sesión se dio por finalizada tres minutos antes de que el cronómetro llegase a cero, Max Verstappen perdía el control de su monoplaza y acababa impactando contra las barreras de la curva 7, provocando así la segunda bandera roja y acabando el viernes con un sabor de boca bastante agridulce.