PREOCUPACIÓN EN FERRARI POR LAS COMPARATIVAS ENTRE SUS PILOTOS

El reciente Gran Premio de España fue la novena carrera del año, algo que no tanto tiempo atrás ya hubiera significado haber llegado a la mitad de la temporada. Suficiente variedad de carreras y situaciones como para empezar a sacar conclusiones.

Y en Ferrari, la comparativa deja terriblemente señalado a Lewis Hamilton. Aunque muy pocos esperaban que el británico le plantase cara a Charles Leclerc desde un inicio, sí se daba por hecho que a estas alturas del año la brecha entre ambos se habría reducido y serían dos pilotos a la par, luchando entre ellos. Pero no ha sido así.

Se podría decir que Hamilton simplemente necesita más tiempo de adaptación, pero el asunto, lo verdaderamente preocupante, es que el ritmo entre ambos pilotos, lejos de reducirse, está aumentando, y a Ferrari comienzan a quedarse sin ideas.

Omitiendo las ‘sprint’, donde sorprendentemente Hamilton ha estado a la altura de lo que se espera de él, en el resto de carreras, Leclerc ha superado ostensiblemente al británico en todas menos en Imola, donde el coche de seguridad y la batalla de Leclerc con Albon dio alas a Lewis. Y en clasificación la cosa no es muy diferente, con el monegasco superándole siete a dos.

Los tres podios por ninguno del siete veces campeón del mundo queda en algo anecdótico, pues lo que realmente preocupa a Ferrari es la falta de ritmo. Los 20 segundos que había entre Leclerc y Hamilton antes de la aparición del coche de seguridad a pesar de que el británico partió por delante en carrera.

Nada de lo que Ferrari ha intentado para que Hamilton se sienta mejor con el monoplaza ha funcionado, y las relaciones con su círculo más cercano empiezan a percibirse como tensas, alimentadas por la costumbre de Hamilton de cuestionar todas y cada una de las decisiones, y la del ingeniero de carrera de no contestar a las preguntas del piloto si no tiene una respuesta clara.

En Maranello no quieren ni oír hablar del tema, tirando hacia delante ante cualquier duda que pueda suscitar un agente externo, pero ya hay quién le da largas pensadas a si los peores temores se van a acabar cumpliendo y Lewis Hamilton, el siete veces campeón del mundo, va a acabar restando más que sumar.

En Italia empiezan a estar molestos con el gesto alicaído que carrera tras carrera ofrece el piloto británico, que tan pronto culpa al coche como a sí mismo, pero que no ofrece una respuesta clara al origen de los hipotéticos problemas ni dónde estaría el origen de los mismos.

Mientras, los que nunca han sido defensores de Hamilton, se frotan las manos pensando en una temporada paupérrima que alimente sus argumentos de que más que una estrella, ha sido un piloto que ha tomado muy buenas decisiones en determinados momentos.

El tiempo corre en contra de Hamilton, y en contra de Ferrari, y no a mucho tardar toca la cita más complicada cuando el monoplaza no es competitivo, que no es otra que el templo de la velocidad, Monza, hogar de los tifosi.

Fuente: caranddriver

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