TC: LA LUCHA GENERACIONAL

Hubo dos protagonistas que se destacaron por haberse entregado al espectáculo durante todo el fin de semana. Ellos fueron Julián Santero y Mariano Werner. Ambos se convirtieron en serios aspirantes desde el momento que comenzó la actividad. Al finalizar el primer entrenamiento el piloto de Mendoza se ubicó en lo más alto del clasificador y en el segundo el de Paraná quedó detrás de Jonatán Castellano que fue el más veloz.

Por lo mostrado en la previa, y cuando llegó el momento de la clasificación, todas las miradas estaban colocadas en esos dos autos y no se falló. Santero se quedó con la pole y Werner finalizó segundo. Para ratificar el buen momento también ganaron sus series.

En la segunda final del año, disputada en el autódromo de Viedma, el paranaense y el mendocino partieron desde la primera fila. Al encenderse la luz verde aceleraron y Santero sabía que si había una posibilidad de pasarlo a Mariano era en la largada y así fue. El auto 68 empardó por afuera la marcha durante varios metros y se convirtió en la locomotora del pelotón del TC hasta cruzar primero la línea de meta.

Durante el desarrollo de la carrera la lucha fue directa entre ellos dos. El Falcon se defendía y el Mustang atacaba. La competencia tuvo el ingreso de cuatro autos de seguridad y en cada relanzamiento lo simpatizantes del campeón se frotaban las manos porque querían capturar la punta de la carrera. No lo lograron, Julián se los privó con su capacidad conductiva.

Si bien la lucha entre el campeón y el subcampeón del año pasado generó adrenalina, los que más disfrutaron del espectáculo fueron los hinchas de Ford. Los dos pilotos que defienden la marca a fin de año pueden dar que hablar nuevamente. Santero y Werner son los serios candidatos del Ovalo a quedarse con la corona. En Viedma lucharon, dieron espectáculo, e instalaron de manera directa la rivalidad entre lo clásico y lo moderno.

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