RED BULL NO FUE SORPRESA

El estreno de la temporada 2022 de Fórmula 1 estaba siendo hasta cierto punto incluso aburrido para lo que suele ser una primera carrera del año. Sorpresas justas, sin incidentes, ni abandonos que suelen ocurrir cuando los coches prácticamente se ponen a competir por primera vez.

Pero todo cambió radicalmente en las últimas vueltas, recuperando la sensación de antaño, cuando un madrugón para ver el Gran Premio de Australia de Fórmula 1 se justificaba porque “iban a pasar cosas”. No ha pasado desapercibido que tres de los cuatro vehículos que abandonaron en estas vueltas son de mecánica Honda o Red Bull Powertrains, como se les quiera llamar, lo que aumentó las suspicacias al respecto.

Gasly, con apagado súbito del motor y posterior incendio en la parte trasera. Verstappen con problemas de potencia que también acabaron con el motor parándose. Idéntico con Pérez. Puede que el de Gasly no tenga relación, pero que Verstappen y Pérez sufrieran mismo destino en prácticamente el mismo punto de la carrera revela algún tipo de fallo de diseño que no fueron capaces de advertir en los test de pretemporada.

Christian Horner rápidamente dijo que se trataba de algún tipo de problema con la bomba de combustible y que los motores estaban bien. Esta respuesta cuando aún no habían ni analizado los vehículos daba pie a pensar que en Red Bull de alguna manera ya le habían visto las orejas al lobo. Esto se puede certificar con la extraña autorización que dirección de carrera publicó el sábado, permitiendo tiempo extra en el parque cerrado de forma excepcional para revisar las mencionadas bombas de combustible a todos los equipos. Algo se olían, aunque nadie había mencionado este problema.

La F1 ha estrenado esta temporada un nuevo combustible más sostenible al contener un 10% de etanol. Este combustible cambia sus características, con menos poder calórico y con variación de temperaturas de trabajo, por lo que los equipos han perdido potencia, han aumentado ligeramente los consumos, y han tenido que cambiar ciertos procedimientos, que es donde Red Bull podría haber fallado.

El hecho de que ocurriese en las últimas vueltas de carrera, con los tanques casi vacíos, y el hecho de que este combustible se caliente más fácilmente, lleva a pensar que había más gas del esperado en el circuito, provocando finalmente el fallo del sistema que se traduce primero en pequeños cortes y falta de potencia y finalmente en el apagado del motor.

Quizás influyó también el hecho de que tuvieron que rodar tras el coche de seguridad, momento en que las temperaturas internas suelen aumentar. Red Bull decía que había mucho que investigar al respecto, ya que al fin y al cambo las bombas de combustible pertenecen a un suministrador único y más allá de los indicios de que Magnussen pudo tener este problema en la clasificación -su coche acabó detenido en la curva 1 al final de la Q3- solo les ha afectado fatalmente a ellos.

Sea como sea, tanto FIA como Red Bull están preocupados por el tema, pues no es descartable que esta pieza única fabricada por Magneti Marelli esté al límite de su funcionamiento con el combustible E10. Y sin duda, el hecho de que se permitiera a los equipos analizarlas como la rapidez de Horner en señalar ahí hace entrever que los equipos ya se olían algo, y sin apenas tiempo de cambios hasta la carrera de Arabia Saudí.

No fue el único inconveniente con el que tuvo que lidiar Max Verstappen, por otra parte algo esperable en el entreno de un año. Max fue advertido varias veces de la temperatura de los frenos, aunque fue un viejo conocido quién le estuvo incomodando en la primera parte de carrera, el freno motor.

Aunque quizás el mayor problema al que se enfrentó fue el de la dirección. Tras la última parada, el piloto de Red Bull empezó a quejarse insistentemente de que algo parecía bloqueado en el volante. Se pudo ver al piloto dando violentos giros, tratando de comprobar que pasaba, aunque esto no le impidió marcar la que entonces fue vuelta rápida de carrera. Presuntamente en la última parada los mecánicos pudieron dañar algún elemento en el cambio de neumáticos, aunque Red Bull no se ha pronunciado al respecto.

En último lugar, la batalla por la batería. Verstappen, antes de los problemas, afirmó una y otra vez que algo no estaba bien con la batería, siendo desmentido por el muro que no encontraba nada anómalo. No pasó desapercibido para mucho público cómo las luces rojas instaladas en el alerón se encendían de forma extraña, pudiendo revelar un fallo de centralita o electrónico, ya que solo parecía suceder en el coche, pero al producirse finalmente el fallo de la bomba de combustible, todo se explicaba por este problema. Fuese como fuese, no parecía el día de Red Bull.

Fuente: Caranddriver

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